miércoles, 30 de agosto de 2017

Sobre la duda:

Misteriosos son los caminos de la duda,
sombreadas sus calles y avenidas,
de enredaderas levanta paredes
y al centro, néctares de fuentes.
Deliciosa promesa oculta,
cual copa que desborda espuma.
Acogedora parece su sombra
que se adapta, silenciosa,
al espacio más corto del alma.
Sea lo que falte,
ahí está ella, perfecta,
tenue y diseñada
para ocupar la sugerencia,
el si hubiera, el quizá.

Elocuentes son las voces de la duda,
bañadas en interrogación,
viviendo tras una pausa,
escondidas en la respiración.
De frase breve, de guiño,
de comedia y romance;
traviesas, derrochando palabras,
llenándonos de danzas,
coquetas, locas, desmesuradas.
Difícil la oscuridad de la duda,
con sus tormentas de arenas,
su desfile de plagas,
y la sospecha negra de un final.

Tenaces las garras de la duda,
pintando de ansiedad la piel.
Temblor que ocupa el cuerpo,
prisión que asfixia mis ideas,
desastre que besa el corazón.
Elixir de miedo,
¿he de beberte precavida
o derramar tu arcilla por el cuerpo?
Dejar que arda la cordura,
que me arrase, cual río desbordado.
¿Debo olvidar que te he pensado, elocuente duda,
o iniciar el camino que tu verso ha trazado?