miércoles, 30 de agosto de 2017

Sobre la duda:

Misteriosos son los caminos de la duda,
sombreadas sus calles y avenidas,
de enredaderas levanta paredes
y al centro, néctares de fuentes.
Deliciosa promesa oculta,
cual copa que desborda espuma.
Acogedora parece su sombra
que se adapta, silenciosa,
al espacio más corto del alma.
Sea lo que falte,
ahí está ella, perfecta,
tenue y diseñada
para ocupar la sugerencia,
el si hubiera, el quizá.

Elocuentes son las voces de la duda,
bañadas en interrogación,
viviendo tras una pausa,
escondidas en la respiración.
De frase breve, de guiño,
de comedia y romance;
traviesas, derrochando palabras,
llenándonos de danzas,
coquetas, locas, desmesuradas.
Difícil la oscuridad de la duda,
con sus tormentas de arenas,
su desfile de plagas,
y la sospecha negra de un final.

Tenaces las garras de la duda,
pintando de ansiedad la piel.
Temblor que ocupa el cuerpo,
prisión que asfixia mis ideas,
desastre que besa el corazón.
Elixir de miedo,
¿he de beberte precavida
o derramar tu arcilla por el cuerpo?
Dejar que arda la cordura,
que me arrase, cual río desbordado.
¿Debo olvidar que te he pensado, elocuente duda,
o iniciar el camino que tu verso ha trazado?

viernes, 25 de agosto de 2017

¿Y la fantasía?

Qué ha sido de los bosques encantados,
aquellos donde las mejores historias sucedían.
Qué ha sido de los palacios antiguos,
hechos de oscuridad y fantasmas.
De los enigmas venciendo a los hombres,
de las mujeres que tomaban la espada.

En dónde quedaron los miedos primigenios
y esos acertijos eternos que consumían a los incautos.
A dónde se han ido los grifos y las arpías,
muertas las reinas, callados los juglares.

Demasiado roja es la sangre,
tan oscuro el futuro.
Regresen la fantasía.

Qué ha sido del final feliz,
dónde queda la moraleja.
Que alguien reinicie la historia
con la claridad de un inicio y un fin.

Esta ciudad huele a podredumbre,
en las calles los espectros cobran vida
y de las almas quedan sólo restos;
ha ganado la plaga, ha arrasado el mal.

¿Qué ha sido de la magia?
¿Quién destrozó el disfraz?

Dónde quedó la fantasía,
si incluso la poesía, apesta a realidad.


martes, 22 de agosto de 2017

No soy poeta

Yo no soy poeta.

Tampoco sé lo que es la poesía.
A veces sé leer y hay días en los que siento
que la bolsa la traigo llena de palabras.

Pero de ahí a escribirlas,
a llenarlas de versos,
acurrucarlas en mis labios
y enviarlas a las estrellas...

No, yo no soy poeta.

No me voy de fiesta con un verso,
ni amanezco envuelta entre sus piernas.
No, a mí el poema no me ama.
Ni me desea, ni me espía.
A lo mucho, 
me cede el paso en la calle,
me roza altivo en el metro
e inclina la cabeza
para ignorarme, educado.

No, no soy poeta.

No me llega el aplauso de la musa,
ni la aprobación de los letrados,
no conozco de críticas o halagos.
No desvanezco el aire en rimas,
ni plasmo el tiempo en sílabas.
No, la poesía no me toma de la mano
ni me sugiere su extraña melodía.
Conmigo no bailan los poemas,
ni se acuestan las analogías.

Yo no soy poeta.
A lo más
obrera de las palabras,
costurera, maquinista. 
Cocinera, maquillista,
albañil, pordiosera,
pero poeta, no, 
yo no entiendo de poesía.

jueves, 3 de agosto de 2017

Esas mentes

Hay miradas que son bosques.

Hay ojos que son lagos.

Y otros, como desiertos, amargos.


Hay voces que el mundo ama,

siluetas que el ojo atesora

y otras que sólo el viento añora.


Hay mentes, esas mentes, que uno saborea,

al filo de la noche, hundidas en un poema.

Mentes incandescentes, llenas de tanto

y al unísono, vacías,

tan al borde de la locura, día tras día.

Esas mentes.

Que se mantienen intactas.

Sin edad, ni daño ni gracias,

solas con su silencio y mañas.

A esas mentes...

(que el bosque cosecha,

que el mundo evade

y el viento evoca)

lanzo mis palabras como faros.