Infancia

Mis pies descalzos, descalza mi risa.
Otros mares movían mis ideas,
la promesa era sueño, lejano cual isla.
Manos pequeñas hundidas en hierba
y la hierba creciendo a mi alrededor.
Y mi corazón que era ladera, pastizal y colina.
Mi mente galaxia, imaginación eterna.
Cierro los ojos y te huelo, infancia.
Cierro la boca y recuerdo tu voz.

Prioridad

A veces quisiera ser una emergencia.
Un mensaje que detenga tu mundo
y que por un segundo, sólo un segundo,
sea yo lo único que existe.

A veces quisiera ser todas tus notificaciones,
todas tus preocupaciones.
Ser tu crisis y todos tus problemas,
que tus ojos no vean nada más
y que me pienses hasta desbaratarme.

A veces quisiera callar todas las voces
para que sólo escuches la mía
y susurrarte diez mil veces
que no es suficiente que me voltees a ver
dos veces al día.

A veces quisiera que entendieras
que tu silencio me rompe los acentos
y tanta corrección me parte el firmamento.

Y es que a veces quiero ser tu centro
y todos tus planetas.
Perdóname,
lo sé,
pero no es siempre,
lo sabes,
sólo a veces.

Ahora

Nunca es el momento adecuado,
siempre es el instante que se va.

Ahora es el dolor de la despedida
y después, la eternidad.

Promesa

De todos los momentos, tenía que ser éste.
Tantos cruces en el tiempo,
tantos mares y caminos,
para que al final, fuera hoy.
Tornados, destellos en el sol, sismos.
Desvelos, entierros, naufragios.
Dudas, caídas y lágrimas.
Para que fuera hoy.

Así, tranquila, tan silenciosa.
Postrada, eterna y sola.
Humilde pero majestuosa.
Llegas sin hacer ruido
arrastrando tu manto eterno por todas las estrellas,
dejando el aroma de tu herencia en todas las bocas,
sublime, muerte,
a tocar mi puerta.

El momento es perfecto, te miro a los ojos.
Nos reconocemos,
como amigos que se reencuentran.
Vienes con la promesa del amor eterno.
Mi cuerpo se cimbra bajo tu tacto,
terminan los engaños, ahora lo sé.

Has llegado y es primavera otra vez.