De todos los momentos, tenía que ser éste.
Tantos cruces en el tiempo,
tantos mares y caminos,
para que al final, fuera hoy.
Tornados, destellos en el sol, sismos.
Desvelos, entierros, naufragios.
Dudas, caídas y lágrimas.
Para que fuera hoy.
Así, tranquila, tan silenciosa.
Postrada, eterna y sola.
Humilde pero majestuosa.
Llegas sin hacer ruido
arrastrando tu manto eterno por todas las estrellas,
dejando el aroma de tu herencia en todas las bocas,
sublime, muerte,
a tocar mi puerta.
El momento es perfecto, te miro a los ojos.
Nos reconocemos,
como amigos que se reencuentran.
Vienes con la promesa del amor eterno.
Mi cuerpo se cimbra bajo tu tacto,
terminan los engaños, ahora lo sé.
Has llegado y es primavera otra vez.
