jueves, 30 de marzo de 2017

El encanto de la muerte

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Esperar que la vida sea eterna
que la muerte no reclame nuestra esencia 
sin entender que la existencia, en esencia, 
no fue imaginada para ser eterna.

Razonar por la noche con el miedo,
mentir para atenuar los años,
sin meditar que son esos años
los que cuentan para vencer todo miedo.

Despertar a la mitad de un sueño
sin reconocer el propio cuerpo.
Dejar que los recuerdos tomen cuerpo
para regresar de tan temido sueño.

En tus manos ver heridas, 
textura de mil batallas;
tantas, que olvidas porque batallas
y al final, sólo son horas heridas, 

fe rota y un corazón aún vivo.
Entiendes entonces y no huyes la muerte,
ves que su encanto, –más que ser muerte–,
es hacer que en este segundo te sepas vivo.


*